Bienvenidos
Salir de casa puede tener complicaciones culturales y sociales sin embargo algo clave es la fuerza de voluntad que reside dentro de cada persona...
El día que toque con mis pies el agua del océano Atlántico sentí una dicha tan inmensa que no podía creer que estuviera así de lejos de "casa", el agua fría, arena blanca blanca, definitivamente no estaba en las aguas de las playas ecuatorianas. Pensaba que era una turista pero que al pasar el tiempo me convertiría en residente. Salir de casa no sólo implica comprar el boleto y salir, sino poder dejar la mochila que cargamos desde que nacemos para poder armar la nuestra propia, la que nosotros elegimos que llevar...
Llegue a un punto de la vida que amé todo, desde el closet que tenía de niña y que mi abuelito lo construyó porque era carpintero, hasta el pase de abordaje de cuando por primera vez salí del país (tenía 15 años ahora tengo 27) y que los guardaba como tesoros, también llegué a amar a los abuelitos de las calles porque me causaban demasiada ternura, amaba los árboles, el agua, los colores y así una lista interminable que llegó al punto que una sola de ellas se marchó y fue como si todas las cosas, personas, animales, colores, todo se marcharan igual y en ese punto es cuando uno mira el cielo y quiere ser una nube...
Quiero ser una nube ¿por qué no? Llevada por el viento, disuelta por el calor para ser agua, absorbida y purificada por la tierra para elevarse, volar y ser nube de nuevo ¡deliciosa manera de transformarse! Vendí todo, deje todos mis trabajos, deje de hacer las cosas que hacía para que mis papás estén satisfechos, y aprendí a decir no, ¡gloriosa manera de sanarse!
La cultura y la sociedad siembra en cada uno varias semillas que uno no decide fertilizar y las que uno mismo las siembra son las que piden espacio para crecer y es cuando uno enferma en señal de alarma porque hay que renovarse como el agua, para que no pase estancada y hacer espacio para lo nuevo.
Vine a Brasil en búsqueda de aprendizaje de nuevas enseñanzas, siguiendo mi instinto y haciendo lo que más me gusta hacer: teatro. Luego de un mes de ya vivir acá estoy trabajando con 3 grupos y además daré clases de español. ¿Con miedo? Al inicio. ¿El mundo fue el que se marchó? No. Todo el espacio que se vació ahora lo permito llenar con cosas nuevas que jamás pensé hacer y me llené con amor propio. ¿Quieres saber que acontece luego de este cambio? Sígueme con este blog...
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